Leyendas de Ronda, romántica y de bandoleros.

En este viaje descubrimos unos de los tesoros que guarda la provincia de Málaga. Hablamos de la ciudad de Ronda; que poco tiene que envidiar si hablamos de patrimonio histórico, siendo esta una de las ciudades más antiguas de España. Pero a opinión personal, es durante el siglo XIX cuando empieza a labrarse la imagen de la ciudad, como una ciudad con un velo de romanticismo y rodeada de bandoleros insaciables. Sólo hay que cruzar el Puente Nuevo de Ronda para salvar la espectacular garganta por el que discurre el río Guadalevín y descubrirlo por tus propios ojos.

Pero sin irnos más lejos, empezaremos nuestras leyendas por el verdadero emblema de esta ciudad, objeto de culto de innumerables artistas y poetas. El Puente Nuevo construido por el arquitecto M. de Aldehuela y con aproximadamente 100 metros de alto, tardó en ser construido por más de 40 años debido a la peligrosidad del terreno. Tal es su belleza que cuenta la leyenda que M. de Aldehuela murió al arrojarse desde el puente,  para evitar así construir un puente que lo superara en belleza.

El mito romántico que abraza la ciudad de Ronda pervive actualmente en la “zona vieja” recordando aún leyendas de amores imposibles.

Tan sólo debemos dirigirnos hasta la calle Armiñán para encontrarnos con enlucidas casonas solariegas y casas señoriales. Es aquí donde empieza la leyenda de La Casa del Rey MoroDentro de los aposentos de la casa, se abre una escalera con cerca de trescientos sesenta y cinco peldaños que son todo un misterio. Estos peldaños descienden hasta la misma orilla del Guadalevín y entre los escalones se amontonan las fábulas, cuentos y leyendas de amores despechados, caballeros de triste rostro y damas de olvidado recato. Una de las leyendas más famosas que nos narran, es la del rey moro Abomelic, que gobernó la ciudad en el siglo XIV y trajo consigo a su joven hija. Todas las mañanas la hija del rey moro se paseaba por los jardines y tal era su belleza, que hizo que los rondeños frecuentasen las inmediaciones de los jardines de la casa para agasajarla de cumplidos, regalos y esperar a que su amor fuese correspondido. Es entonces cuando Abomelic mandó construir la escalera que desciende hasta el río, para que su hija pudiese pasearse y bañarse fuera de la mirada de los rondeños. (Los sirvientes de Abomelic habrían excavado los peldaños a razón de uno por día durante un año, lo que explicaría los 365 peldaños originales de la escalera.)

Pero no sólo de leyendas románticas se envuelve Ronda, sino también de leyendas de míticos bandoleros. Quizás la más insólita sea la del bandolero "Tragabuches", uno de los más famosos bandoleros de Ronda de comienzos del siglo XIX.

José Ulloa Navarro, que así se llamaba, nació en el año 1780. Gracias a su empeño y a las leyes reformistas del rey Carlos III (sobre la discriminación a los gitanos y al beneficio en la integración en la sociedad) consiguió su objetivo de ser torero y poder entrar en la academia de tauromaquia de los hermanos Romero en Ronda, una de las mejores en aquel entonces.

Pronto empezó a destacar con su estilo de toreo y conquistó las plazas de media España, alcanzó fama y prestigio donde fue conocido por el apodo de “Tragabuches” en honor a su padre y posteriormente conoció a la que sería su esposa María. Una bailaora de flamenco muy conocida con el nombre artístico de “La Nena”.

 

La vida de José Ulloa “Tragabuches” y su esposa “La Nena” era de envidiar, pero se dice que una vez instalados en Ronda, abandonaron sus carreras de torero y bailaora y ambos empezaron una nueva vida como contrabandistas.

 

En el año 1814, José Ulloa tiene noticias de un compañero que le invitó a torear en unos festejos taurinos que, con motivo de la vuelta a España del rey Fernando VII, se iban a celebrar en Málaga.

José Ulloa “Tragabuches” aceptó pero en mitad del viaje a Málaga se dislocó un brazo, por lo que se vio obligado a regresar a Ronda. Cuando llegó a casa descubrió a su esposa siéndole infiel con un sacristán conocido como Pepe “El Listillo”; en ese mismo momento la furia e ira lo cegaron, asesinando al amante y a su esposa. Fue en ese mismo momento, huyendo del lugar del asesinato, cuando nació el bandolero José Ulloa Navarro “El Gitano” y murió el torero “Tragabuches”.

 

Dice el saber popular de Ronda, que el bandolero José Ulloa “El Gitano” se unió a la banda de “Los siete niños de Écija”, muy conocidos y temidos por sus numerosos asaltos en la serranía de Ronda hasta el años 1817. Año en el que fue disuelta gracias a la ejecución de la mayoría de sus miembros; sin embargo, “El Gitano” nunca fue apresado.

Queda claro que en la ciudad de Ronda inundan las leyendas. El Puente Viejo y el Puente Árabe, testigos de los episodios más notables de la historia de Ronda. La Fuente de los Ocho Caños, del siglo XVIII. El conjunto de los baños árabes (considerados entre los mejor conservados de Europa), construidos en una de las entradas de Ronda en el siglo XIII  debido a la costumbre de la época, por la cual los visitantes debían purificarse antes de entrar a la ciudad.

 

Cada calle, monumento, plaza o rincón por el que pasemos, guarda una grata sorpresa para el visitante.


Editado por Antonio Pérez Díaz
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