Historias olvidadas. Almuñécar, Frigiliana y Nerja.

Muchas son las leyendas que nos aguardan en este viaje; comenzamos nuestro viaje dirigiéndonos a las costas granadinas, más concretamente a Almuñécar.
Para conocer un poco sobre este lugar y sobre la leyenda que encierra la historia de la Cueva de los Siete Palacios, deberemos de remontarnos a principios del siglo VIII a.C. donde comerciantes fenicios, procedentes del Líbano, llegaron a estas costas construyendo una bonita ciudad. Posteriormente en el siglo III a. C. con la llegada de los romanos a Almuñécar, estos se encontraron con  una ciudad dedicada principalmente al salazón de pescado y bien urbanizada. 

“La Cueva de Siete Palacios” se utilizaba entonces como un lugar de reuniones secretas,  donde los cristianos realizaban sus cultos religiosos sin ser descubiertos por los soldados romanos. Uno de esos cristianos de nombre Parmenión, estaba enamorado de una joven cristiana que solía frecuentar este lugar secreto. Con el tiempo Parmenión le cogió celos y manías, pues esta joven cristiana le rechazaba su corazón pues ya le pertenecía u otro joven del que estaba enamorada.
Parmenión envueltos en celos y rencor, denunció a los centuriones romanos de ese lugar secreto y de que solía ser punto de reunión de prácticas clandestinas.
Cuando llegaron los soldados del emperador romano a la Cueva de los Siete Palacios, todos se hallaban allí reunidos pero sin realizar nada de lo que Parmenión denunció. Los soldados confundidos, pensaron que Parmenión se había burlado al hacer una denuncia falsa y rápidamente se ordenó la detención, pero adelantándose a los hechos, Parmenión ya se había dado a la fuga atravesando la ciudad por la factoría de los salazones del Majuelo. Durante su huida se tropezó con una mujer  mayor con fama de predecir el futuro, cosa que no dudó en hacer con Parmenión diciéndole:

"El león te espera para darte muerte, encerrando tu alma negra en un corazón de piedra".

Parmenión no le hizo ni caso y fue corriendo hasta un viejo puente donde tropezó y cayó sobre una roca que sobresalía en el camino partiéndose consigo la cabeza; en ese mismo instante un humo negro salió de Parmenión y se alojó en el interior esa piedra.

Siglos después, esa piedra ennegrecida fue descubierta y desenterrada en el yacimiento de la necrópolis del puente donde resultó  ser un león de piedra tallada durante la época fenicia. Este león está expuesto en el Museo Arqueológico de Almuñécar, dentro de una urna de cristal que se quiebra continuamente sin motivo aparente.

Almuñécar cuenta con otras leyendas  y misterios que no se deben de olvidar, como por ejemplo el “Origen de la Virgen de Almuñécar”. Son varias las teorías sobre el origen de esta virgen, pero debemos de añadir que tras investigar algunos hechos históricos acontecidos en Almuñécar; una posible explicación fuese por lo ocurrió en el siglo XVI, del cual muchos sexitanos o almuñequeros recuerdan haber escuchado. Se trata del llamado hundimiento naval de La Herradura. Un naufragio múltiple que tuvo lugar el 19 de Octubre de 1562 y que durante el mismo se hundieron veinticinco naves y murieron miles de personas debido a un impresionante temporal. Algunos supervivientes lograron llegar a la bahía de La Herradura en algunas de las galeras por lo que no se descarta que la pequeña Virgen fuese entregada en agradecimiento por el auxilio a la ciudad de Almuñécar ya que su tamaño concuerda perfectamente con una Virgen de Capilla de Barco.

Otras leyendas sobre “La Sirenas de Almuñécar” y su amor perpetuo, donde según dicen, aseguraban que cada noche en la luna llena de Junio veían sobre el Peñón de fuera la silueta de una sirena tumbada observando el horizonte y que desaparecía en las espumeantes aguas en pocos segundos.

En el Castillo de esta ciudad, no podría haber castillo sin fantasmas. Aunque su construcción se remonta al siglo I por los romanos, es a partir del siglo XI y sobre todo en la época nazarí cuando el castillo de “Al Munakkab” llega a su máximo esplendor. Las crónicas narran que en éste castillo vivió prisionero el erudito sultán Muhámmad III, fue destronado de la Alhambra por su hermano y posteriormente mandado a ejecutar por el usurpador Ismail I. En la oscuridad de la noche, se puede ver una figura fantasmagórica con túnica blanca paseando por las almenas de la muralla del castillo. 

Dejamos este municipio malagueño lleno de misterios y de historia y nos dirigimos a Nerja. Lugar privilegiado donde los haya, un municipio que se ve envuelto entre el Mediterráneo y sus sierras; las cuales albergan algunos de los secretos mejores guardados de la vieja Andalucía. Empezaremos nombrando el conocido “Balcón de Europa”. Se dice que fue el rey Alfonso XII quien le dio nombre a esta atalaya de enclave estratégico que servía como vigía para custodiar los barcos que venían.

Años después pasó a convertirse en el mirador más impresionante del sur del Mediterráneo. Y en el año 1960 los vecinos de la zona consiguieron recuperar los viejos cañones que custodiaban aquella zona y que hoy en día y agrietados por los estragos de los años, lucen más que nunca ornamentando el Balcón de Europa.

Otra de las cosas más fascinantes de Nerja, la encontramos bajo tierra.  Se trata de las Cuevas de Nerja que son un paraíso subterráneo y un lugar mágico donde los haya. Dentro de estas cuevas nos encontramos con la estalactita más larga y grande del mundo, ubicada en el “Sala del Cataclismo”. Otra sala de la que no nos debemos de olvidar es de la llamada “Sala de los Fantasmas”, llamada así por el efecto tenebroso que dan la sombra de sus estalactitas y estalagmitas.
Aparte de su belleza natural, las pinturas rupestres la hacen aún más fascinante. En la primera cámara de la cueva nos encontramos con un yacimiento arqueológico y una vitrina con paneles de pinturas, restos humanos y algunos útiles hallados en la cueva. En las otras salas también se contemplan otras pinturas rupestres y por si no fuese poco, durante el recorrido por esta cueva también seremos testigo del enterramiento de una mujer del 6.300 a.C.

Muy cerca de Nerja nos encontramos con una pequeña población que se posa sobre una de las laderas de la sierra de la Almijara. Frigiliana es un pueblo lleno de historia y con un pasado morisco el cual se refleja en su arquitectura y su trazado urbanístico. Un lugar repleto de callejuelas y recovecos que nos embrujaran, donde sus cuestas empinadas y sus mosaicos incrustados en el firme del suelo y en las fachadas narran las viejas historias que allí se vivieron. Una de ellas es la que se refleja en doce paneles a lo largo del pueblo el cual representan la gran batalla que tuvo lugar en la fortaleza y peñón de Frigiliana para expulsar a los moriscos. Pero no solo su historia está representada y expuesta en los mosaicos de este bello pueblo si no que también su museo arqueológico, “Casa del Apero” es un espacio creado para salvaguardar la memoria de este lugar con más 3.000 años de historia a.C.

Frigiliana también cuenta con una famosa leyenda conocida por todos como la leyenda de “La doncella de Frigiliana”.  Cuentan que antiguamente las malas habladurías hacia una joven doncella y la separación de su novio, dio inicio a que una enfermedad se adueñase de su cuerpo y esta enfermase sin ser posible proporcionarle algún brebaje o fármaco  que la aliviase. La joven empeoraba cada día y sus padres buscaron la ayuda de una curandera, la cual, tras una ojeada a la doncella, aseveró con toda contundencia que lo que padecía la doncella era un mal de amores.
Pasados unos meses la doncella no despertó de su sufrimiento y fue enterrada por sus familiares en el cementerio del pueblo.

Se dice que, a los cinco años, hubo de ser trasladada al osario, como era norma en aquel entonces. Cuando sacaron la tierra que lo cubría y al abrir el ataúd,  el silencio y el miedo hizo presa a los familiares y demás vecinos de la zona al ver que el cuerpo de la doncella estaba intacto. Rápidamente avisaron al párroco al que llamaban “el cura Blanca” y este ordenó trasladar aquel cuerpo incorrupto al convento de las Carmelitas de Vélez-Málaga. Una vez llegado al convento, el cuerpo de la doncella se mantuvo preservado de la natural corrupción de los cadáveres y así fue conservado durante muchos años, hasta que una mañana, sin nadie saber nada, desapareció para siempre del lugar.