Algunos de los estudios científicos realizados han relevado que la actividad que se realiza en contacto con un entorno natural es positiva para nuestra salud ya que provoca una serie de cambios en la mente y fisiología de nuestro ser.
Pero, ¿son estas actividades la solución a todos nuestros problemas? Quizás no lo sean, pero no quiere decir que no ayude considerablemente a muchos de los problemas que el ajetreo y el estrés de nuestra vida diaria soporta.
La ciencia ha demostrado que son muchos los beneficios que la naturaleza proporciona a nuestro cuerpo y nuestra mente.
La Melancolía, las preocupaciones, el déficit de atención y el equilibrio se ven mejorados, al igual que unas constantes mejoras para la salud y la forma física son algunos de los beneficios que
nos ofrece. En general, el bienestar de uno mismo llegando a alcanzar una armonía plena.
El caminar o el hacer una actividad en un entorno natural, además de quemar una serie de calorías, también nos ayuda de una forma anímica reduciendo el estrés y las preocupaciones. Además llega a
aumentar nuestro nivel de concentración y puede aliviar los síntomas de trastorno de déficit de atención. Aumentan la capacidad de retener información y las personas que están en permanente
contacto con la naturaleza, tienden a disminuir su pérdida de memoria.
Diversos estudios y pruebas realizadas por los test RAT, constataron que el potencial creativo también se ve aumentado al desconectar de las tecnologías que estamos acostumbrados diariamente a
utilizar.
No es extraño que nos volvamos a realizar la pregunta de que si el mal y abusivo uso de las tecnologías es una involución para el ser humano. Cierto e indudablemente es que es un adelanto
tecnológico, pero, ¿para la evolución del ser humano?
“A lo largo de la historia reciente y a pesar de los increíbles avances de la ciencia y la tecnología, muchas son las personas que tienen la sensación de que el ser humano como tal
está en pleno retroceso. La decadencia de valores, la manera tan individualista de actuar de cada uno, observar cómo la gente fija su visión en una pequeña pantalla que les acompaña en sus
trayectos sin percatarse de lo que sucede a su alrededor, es quizás uno de los grandes motivos actuales de esa sensación de retroceso que muchas personas sienten en su interior.”
Nos hemos vuelto esclavos y adictos a las tecnologías, a la sencillez y a la despreocupación del saber o del querer hacer. Hemos creado un sustituto capaz de desarrollar, atender y solucionar
todas nuestras necesidades. Esa “despreocupación” cada vez más se hace de notar hasta tal punto que ya apenas nos molestamos en saber lo más básico; nuestra inteligencia está mermando
lentamente y si no se cambia esto, llegará el momento en el que dependamos y se nos valore exclusivamente por la máquina de la que depende nuestra vida, no por lo que realmente
podemos llegar a ser.
Con esto no quiero decir que la tecnología no sea beneficiosa para un desarrollo en nuestra evolución, pero si debemos de saber que no es necesaria para poder sobrevivir.
Editado por Antonio Pérez Díaz
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