El Griego de Toledo

Toledo fue una importante ciudad celtibérica, más tarde conquistada por las legiones romanas. En el siglo VI fue capital del Reino Visigodo y escenario de los Concilios de Toledo. La huella musulmana es especialmente notoria en el trazado del plano de la ciudad, un entramado laberíntico de pequeñas callejuelas empinadas y estrechas.

Tras la conquista cristiana de la ciudad, en el año 1085, Toledo queda incorporado al Reino de Castilla y a lo largo de la historia hasta la actualidad, Toledo ha sido una ciudad con una gran riqueza en acontecimientos históricos.

Pero nos centramos en el año 1577, donde El Greco se establece en Toledo.

Después de su paso por Venecia, Roma y Madrid, llega a la ciudad en la que vivirá y desarrollará su obra hasta su muerte, en 1614. Tres siglos después de su muerte, y de la mano de artistas e intelectuales como Rusiñol, Unamuno, Pío Baroja, Zuloaga o Azorín hacen resurgir la figura del Greco como precursor de vanguardias. La figura del cretense resurge a finales del siglo XIX.

En 1914, Toledo homenajea a su pintor y rescata su figura, al mismo tiempo que la ciudad nace como centro turístico de primer orden.

En la actualidad, los ciudadanos y visitantes se reúnen en Toledo para dar una multitudinaria bienvenida al Año Greco, asistiendo al Concierto de Campanas con el que dio comienzo la Conmemoración del Centenario.

“Cincuenta campanas de 17 campanarios de la ciudad repicaron en este ejercicio coral con el que se anunciaba el inicio del gran homenaje al Greco.”