El Monje de San Diego (Cartagena)

Esta sea quizás una de las historias menos sonada en la ciudad de Cartagena, según cuenta la leyenda; a principios del siglo XVII había un monje perteneciente al monasterio de San Diego; que consiguió salvar él solo la ciudad del ataque de unos piratas berberiscos.

Este monje de hábitos libertinos solía ser conocido en la ciudad por frecuentar más las tabernas y mesones de los barrios bajos de la ciudad portuaria que por estar en el convento. También tenía relación con algunos de los pescadores, patrones y gente del mar, ya que se decía que antes de ponerse los hábitos, había sido galeote y que en más de una ocasión había manejado el arcabuz contra los enemigos de la corana.

Una noche de borrachera se enteró de que una nave de piratas se acercaba a las costas con la intención de saquear la ciudad, ya que en la Cartagena del siglo XVII eran comunes dichos ataques y desembarcos de los piratas berberiscos, que no dudaban en saquear los campos, monasterios e incluso a coger a rehenes para su posterior recompensa.

El monje, no comentó nada a nadie, se acercó en la noche del desembarco a la torre de “La Linterna” (una torre circular cuyos restos podemos encontrar en el Parque de la Concepción) y apagó su luz para que los piratas no pudiesen encontrar la entrada al puerto de Cartagena. En su lugar el monje encendió otra, colocada astutamente, para que los piratas se desorientaran y fueran directos a unos arrecifes donde el barco en el que navegaban los piratas berberiscos quedó encallado.

A mitad de la noche, una campana terminó con el silencio de la ciudad, avisando así de una alarma en la zona del puerto; la guardia rápidamente se dirigió a la zona y algunos vecinos más cercanos al puerto también salieron al escuchar esa campana salvadora. Cuando los guardias llegaron se encontraron con la imagen de una fusta corsaria encallada que posteriormente fueron hechos prisioneros.

Nadie dudó en señalar a aquel monje como el autor de aquella hazaña y pasó de ser recordado por frecuentar bares y mesones a salvar la ciudad portuaria de Cartagena en el siglo XVII.