La batería de la Podadera y el cuartel del Fajardo. (Cartagena)

La Batería de la Podadera, se encuentra situada en la punta de la Podadera, en la parte oeste de la bocana del  puerto de Cartagena. Se trata de una de las baterías de costa más antiguas del Puerto de Cartagena cuya formación definitiva, la actual, se logró en el siglo XIX. La función de ésta era la de cruzar fuegos con la de Trincabotijas, que estuvo artillada con 2 cañones Krupp de 26 cm que alcanzaban un tiro de 12 km. Fue desartillada en 1940. Hoy en día, es propiedad del Ministerio  de Defensa y se halla en desuso. Además, está catalogada como BIC (Bien de interés Cultural).

En la actualidad, existen ciertos rumores que afirman que, en días señalados, se escucha el resonar de los cañones. Así, muchos de los pescadores del puerto de Cartagena dicen haber visto u oído cosas que eran incapaces de explicar de una manera lógica, ¿quizás puede tener esto un nexo de unión con el famoso caso de Micerinos?.

A principios de Julio de 2011 me dispuse a tratar de averiguar algún dato “in situ” que me ayudara a entender estas especulaciones sobre la zona.

 

Cuando llegué al lugar, me di cuenta de que el tiempo no había pasado en balde para sus estructuras. Se encontraba en un estado semiderruido, con cascotes por todas partes, incluyendo grandes agujeros en tejados y pasillos, lo cual suponía un gran impedimento, y entrañaba un alto nivel de riesgo para indagar en la oscuridad de la noche. 

 

 

Cuando me adentré en las dependencias de la batería, me dí cuenta de que algunas de sus salas estaban llenas de papeles, revistas y otros objetos con fechas no muy antiguas, por lo que cabía la posibilidad de encontrar por la zona alguna persona que frecuentara habitualmente dicho lugar.

 

Pasadas unas horas desde mi llegada, me dispuse a sacar fotografías y a anotar pequeñas referencias sobre la zona, así como a realizar algunas grabaciones. Una de las zonas que me llamó la atención fue un pasillo curvado que se dirigía al exterior, justo a la zona donde antaño estaban situados los cañones.

 

 

Me gustaría añadir un dato curioso; y es que, justo cuando estaba adentrándome en el interior del último pasillo para recoger la grabadora y salir al exterior donde se encontraban los antiguos cañones, se escuchó un sonido muy lejano, como si se tratase de un golpe muy fuerte. Aunque también es verdad que la forma semicircular de los pasillos hacia que los sonidos se intensificaran y sonaran con eco.

 

Fuera lo que fuera, quedó constancia del sonido en la grabadora.

 

Una vez fuera, me dirigí hacia lo más alto de la Batería, donde había una buena vista de toda la zona, ideal para realizar algunas fotografías más. Además,  me venía bien para dirigirme al Castillo de la Podadera que se encontraba en la cima de la montaña, ya que por allí había un pequeño camino de tierra que daba a la parte trasera del castillo. 

 

 

 

Cuando llegué al Castillo por primera vez, me quedé sorprendido ya que a su alrededor había dispuestas pequeñas habitaciones enumeradas, las cuales imagino que serían utilizadas antiguamente por el personal. Muchas de ellas estaban señaladas. Una vez dentro, me encontré con numerosas señales de la práctica de algún tipo de ritual, utilizado como punto de encuentro.

 

En el interior del Castillo, observé que fue remodelado varias veces durante el tiempo que fue habitado, en décadas anteriores. Pero lo más sorprendente de mi visita por este castillo fue su pequeño patio central. 

 

 

Una de las veces en que me dispuse a cruzarlo, noté como si alguien o algo estuviera “siseando”. Me paré y miré alrededor pensando que se trataba de algún tipo de insecto y continué andando para dirigirme a lo que supuestamente era una cocina; pero justo cuando estaba debajo del arco dispuesto a entrar, escuché algo parecido a un golpe metálico que salía por una de las ventanas que daba a ese patio. Me dirigí hacia ese lugar para ver qué era y de dónde procedía. Para ello tuve que cruzarlo otra vez, ya que si no, debía de rodear todo el castillo. Se trataba de una de las habitaciones que se encontraban a mano izquierda, a la entrada de la fortaleza, pero antes de entrar y al enfocar con la linterna, varios trozos de cascotes cayeron a unos metros de mi posición, haciendo que pensara dos veces el adentrarme allí. Intenté iluminar con la linterna desde fuera y por las ventanas pero no llegué a apreciar nada, así que me fui a la habitación que se encontraba justo encima de ésta para ver si tenía la fortuna de encontrar alguna pequeña apertura que me facilitara el paso a la habitación anterior, pero no tuve tal suerte.

 

La habitación de arriba era grande, con perchas a los laterales, (antiguamente utilizada como barracón) y casi al final del habitáculo, estaba dibujado en el suelo un gran pentagrama negro en una zona limpia, pues el polvo, las pequeñas piedras y los cascotes se veían claramente apartados.  

No tuve la posibilidad de indagar mucho más en este lugar, pero si quedan muchos cabos sueltos y muchas preguntas que merodean en mi interior; ¿el contundente sonido en el pasillo de la batería?, ¿el “siseo” en el patio interior?, ¿ese sonido metálico en la habitación?, ¿la casualidad de que ciertos cascotes se cayeran cuando iba a entrar a la habitación de donde procedía el sonido?, ¿todos aquellos símbolos de pentagramas en alguna de las habitaciones?...

 

Haya o no algo allí, lo cierto es que sí que es usado por gente, y bien claro está que el hecho de no concluir la investigación, no quiere decir que deje de seguir indagando en el caso de la Podadera.


Editado por Antonio Pérez Díaz

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Fuentes del artículo: Archivo Municipal de Cartagena / elmausoleo.jimdo.com

Enlace sugerido: Cartagena, ciudad de tesoros.

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