El recorrido del Homo Sapiens


Los primeros seres humanos anatómicamente modernos —conocidos como Homo sapiens sapiens (“ser humano sabio sabio”) surgieron en África entre hace unos 200.000 y 150.000 años. Una evidencia reciente señala que comenzaron a diseminarse fuera de ese continente hace 100.000 años, más o menos.

Las distintas migraciones; sin embargo, la mayor parte de ellas todavía causa controversia. Hacia el año 30.000 a. de C., el Homo sapiens sapiens había tomado el lugar de los neandertales, que hacía mucho tiempo se habían extinguido.

 

La migración de los primeros humanos modernos rara vez se hizo de manera deliberada. Los grupos de personas se alejaban de sus áreas de caza conocidas a una velocidad de sólo 2 o 3 millas por generación. Sin embargo, esto bastó para poblar el mundo en un periodo que se extendió durante algunas decenas de miles de años.

 

Con base en recientes evidencias, algunos académicos han sugerido que esas criaturas humanas desplazadas tal vez se hayan movilizado de manera independiente en diversas partes del mundo, y no solamente en África.

 

Sea como fuere, alrededor del año 10.000 a. de C., podrían haberse localizado en cualquier parte del mundo miembros de la especie Horno sapiens sapiens.

 

Tres equipos científicos estadounidenses que han analizado patrones de variación genética en diferentes poblaciones han dado con una mutación, que debió producirse hace más de 85.000 años, y que permitiría a los Homo sapiens del centro de África migrar por todo el continente. La mutación está en un grupo de genes del cromosoma 11 implicados en al conversión de ácidos grasos polinsaturadas de origen vegetal en ácidos polinsaturados necesarios para aumentar el tamaño del cerebro, su complejidad y sus funciones, según explican los investigadores, que logran así asociar la base genética con la llamada gran expansión africana del Homo sapiens.

 

Diversas investigaciones genéticas y arqueológicas apuntan hacia el origen del H.sapiens hace unos 180.000 años, pero permanecerían confinados unos 100.000 años en una zona con abundantes lagos en el centro de África, según explican los investigadores del Centro Médico Wake Forest Baptist que forman uno de los tres equipos de la investigación, presentada en la revista Plos One y liderada por Joshua M. Akey (Universidad de Washington). Su hipótesis es que este confinamiento territorial se debió, al menos en parte, a que los humanos primitivos necesitaban, para alimentar sus funciones cerebrales, un ácido graso específico (DHA) que contienen los peces. Y en la región centroafricana habría agua y, por tanto, fuentes de alimentos con DHA.

 

Con la variación genética los humanos podían alejarse de las zonas con agua y los productos alimenticios necesarios que en ella obtendrían. Y a partir de ese momento, según muestran los resultados expuestos en Plos One, se produjo una intensa presión selectiva en la población y rápidamente se difundió la mutación por todo el continente africano.

 

Los investigadores han analizado los genomas de poco más de mil individuos de 15 poblaciones humanas diferentes que formaban parte del proyecto Genoma Humano más otros tantos de 52 poblaciones de la base de datos Diversidad del Genoma Humano. Los científicos de Wake Forest se han ocupado de los estudios de bioquímica de los ácidos grasos, los de la Universidad de Washington han hecho la genética de poblaciones y otro equipo, de la Universidad John Hopkins, se ha ocupado de la genética estadística.

Reeditado por Antonio Pérez Díaz ©

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