Los Reyes Magos, tras sus huellas.

Ya falta muy poco para una de las fechas más especiales tanto para los niños como para los adultos. La magia y la alegría se acrecientan al ver pasar la Cabalgata de los Reyes Magos allá por donde vaya y posteriormente la ilusión de despertarte con los regalos que te dejan los Reyes Magos de Oriente; pero, ¿y si miramos más allá de esta costumbre?

Efectivamente, cuando hablamos de la Cabalgata de los Reyes Magos, nos tenemos que referir a 

una costumbre relativamente contemporánea ya que el primer dato documentado se remonta al año 1855, donde el día cinco de enero se realizó la primera representación de los Reyes Magos en la ciudad de Barcelona y posteriormente tras el paso de los años se permutó a las famosas Cabalgatas.

La tradición nos narra que los tres Reyes Magos de Oriente, “acudieron guiados por una estrella para adorar al niño que había nacido en el portal de Belén”. Pero de las innumerables teorías sobre ellos, se cree que eran un grupo de astrónomos persas que, en mitad de su estudio de los cuerpos celestes, se encontraron con este nacimiento. Por el contrario, otros relatos nos cuentas que eran sacerdotes zoroastristras que fueron a visitar al nuevo Mesías y según el Evangelio de San Mateo, le ofrecieron como regalo el oro como símbolo de realeza, el incienso por su divinidad y la mirra como símbolo de su etapa en la vida.

Otro dato curioso que tenemos que tener en cuenta, es que el Evangelio de San Mateo no nos dicen cuántas personas eran en realidad. Se les atribuyen sólo tres personas por los presentes que se citan, pero según otras tradiciones como son la cristiana oriental, se hablan de doce personas.

También existe la leyenda de un cuarto Rey Mago de nombre Artabán, que fue apresado y encarcelado en Jerusalén. Tras la marcha de los cuatro Reyes Magos para visitar al niño Jesús, Artabán interrumpió su camino para curar a un moribundo y cuando llegó a Judea, este fue apresado. (“The Other Wise Man”, escrito en el año 1895 por Henry van Dyke.)

Otro aspecto en el que nos fijamos, es que en los textos canónicos (los aceptados por la Iglesia Católica) no proceden sus nombres y únicamente el Evangelio de San Mateo los menciona de forma muy escueta. En cambio, en otros evangelios no aceptados por el catolicismo (evangelios apócrifos), sí que se les mencionan con mucho más detalle.

Ejemplo de ello es el Evangelio armenio de la infancia del siglo II, en el que se describen sus lugares de procedencia y que cada uno de ellos eran escoltados por sus respectivas legiones (persas, babilónicas y asiáticas).

Sólo encontramos referencias de sus nombres en la iglesia de San Apolinar Nuovo (Italia), donde se conserva un mosaico del siglo VI en el que aparecen tres figuras y sobre ellas los nombres de “Melchor”, “Gaspar” y “Baltasar” y en dos textos del siglo V en los que aparecen reflejados los nombres de “Melichior” o “Melkon”, “Gathaspa” o “Gaspard” y “Bithisarea” o “Balthazar”.

También se hace referencia de los tres Reyes Magos en Colonia (Alemania), donde se conservan sus posibles restos en un majestuoso mausoleo ubicado en la catedral de Colonia, que ha protegido los restos de los tres Reyes Magos desde el siglo XII hasta la actualidad. (El 20 de julio de 1864, el relicario se abrió, y fueron descubiertos los huesos de tres cuerpos junto con algunos objetos y monedas. Tras varias investigaciones y exámenes, los huesos se envolvieron en seda blanca y fueron devueltos al relicario.)

Existe la teoría de que todo fuese simplemente una “invención histórica” ya que en la época en la que se escribió el Evangelio de San Mateo, había más conversiones paganas al cristianismo que entre los judíos y por esta razón, las figuras de los Reyes Magos tuvieron una función de proselitismo. Teoría que se refuerza si mencionamos que los tres Reyes Magos representarían a los tres continentes entonces conocidos (Europa, Asía y África) y al mismo tiempo trata de evocar todas las etapas del hombre (juventud, vejez y madurez), proclamando que el reconocimiento de la divinidad del Mesías, se hace para todo el mundo y para todas las edades. Así que Melchor simbolizaría a la raza europea, descrito como un personaje joven, Gaspar representaría la raza asiática, representado por un anciano y Baltasar la raza africana, catalogado como un hombre de mediana edad; todos ellos viajando hacía Belén para adorar al nuevo Mesías.

En definitiva y como opinión personal, es que prácticamente no tenemos evidencias arqueológicas o textuales que expliquen quienes eran en realidad los Reyes Magos ni de dónde procedían. Tan sólo nos encontramos con una infinidad de versiones que difieren entre ellas, siendo esta una de las historias más conflictivas que se reflejan en el Nuevo Testamento.


Editado por Antonio Pérez Díaz

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Fuentes del artículo: periodistadigital.com / catholic.net / muyhistoria.es / wikipedia.org / elmausoleo.jimdo.com

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