Almería, arte y cultura.

Cuando hablamos de Almería, nos viene a la mente una provincia donde el arte y la cultura predomina por sus calles; destacando su vínculo con el cine y con el folclore. Además, posee un encanto turístico sin igual, incluyendo así el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, catalogado como el parque marítimo terrestre más importante de Europa. Pero las leyendas y misterios también se apoderan de Almería.

El veintidós de julio de 1928, tuvo lugar una boda que nunca podrá ser olvidada y que inspiró al célebre Federico García Lorca en su obra “Bodas de Sangre”. Hablamos de la leyenda del crimen del Cortijo del Fraile, un romance que empieza con la boda de Francisca Cañadas Morales. Dicha boda fue preparada por la hermana mayor de la novia, Carmen Cañada Morales junto con su marido, José Pérez Pino y su hermano y prometido, Casimiro Pérez Pinos. De este modo, la herencia que el padre le dejó a Francisca Cañada se quedaría “más accesible”.    
Pero la joven Francisca estaba enamorada de su primo Paco Montes y el mismo día en el que iba a tener lugar la boda, decidieron huir hacia Almería. Poco duró su huida, ya que la hermana se percató del intento de fuga de Francisca y fueron en su búsqueda. Cuando localizaron a los amantes, José Pérez se enzarzó en una pelea con Paco Montes y este terminó matándolo de un disparo con una escopeta, mientras que Carmen Cañada estrangulaba a su hermana. Estos se dieron a la fuga al ver un coche acercándose al lugar, dejando el cuerpo de Paco Montes sin vida y el de Francisca al límite de esta.

Cuando la Guardia Civil comenzó su investigación, Francisca no delató a su hermana ni a su cuñado pues confesó que habían sido asaltado por unos encapuchados y así lo fue manteniendo hasta que finalmente los verdaderos culpables se entregaron. Tras estos hechos, Francisca enloqueció y se confinó en el Cortijo del Fraile hasta que falleció a los ochenta y cuatro años de edad (1987). Carmen Cañada, hermana de la novia, fue condenada por intento de asesinato y su marido José Pérez, cumplió tres años de cárcel por el asesinato. Casimiro Pérez libre de condena, se marchó a otras tierras donde se casó y falleció a los noventa años de edad (1990).

Otras leyendas nos narran que hay un gran tesoro escondido en una de las cuevas de Cabo de Gata.  Cuando la ciudad fue tomada por las tropas cristianas, un sultán escondió toda su fortuna en el interior de una cueva con el fin de poder crear un nuevo ejercito y arrebatar la ciudad de las manos de la cristiandad, pero el sultán murió en la batalla antes de que pudiera haber revelado el paradero de su tesoro. Se dice que el lugar escogido debió encontrarse cerca del promontorio de la Vela Blanca, una antigua torre vigía que defendía las costas de los barcos.           
Pero a opinión personal, el verdadero tesoro es en sí el Parque Natural de Cabo de Gata, un lugar lleno de historia y de una belleza natural intacta junto con sus pueblos pesqueros que aún conservan su encanto, las salinas y su importante valor ecológico, la arena virgen de sus numerosas playas y calas, destacando la playa de Mónsul (la playa más famosa por haber aparecido en algunas películas y anuncios comerciales) y la playa de los Genoveses. (Este nombre se debe a que, en el año 1147, fue el lugar estratégico donde doscientas naves genovesas se unieron a las tropas del rey Alfonso VII para conquistar la ciudad de Almería a los berberiscos. En el año 1571, también se agrupó el ejército de la Armada Española, antes de iniciar el camino a la Batalla de Lepanto.)

Dejando atrás el Cabo de Gata, nos situamos en uno de los lugares más sobrecogedores de Almería. Se trata de los refugios de esta ciudad, que constituyen una de las obras de ingeniería más importantes del siglo XX en territorio andaluz.           
La construcción de los Refugios de la Guerra Civil, empezó a construirse debido al incesante bombardeo alemán hacia esta ciudad. Por ello, en octubre de 1936 se inició la construcción de unas galerías subterráneas diseñadas por el arquitecto Guillermo Langle (1895-1981). Se llegaron a construir cuatro kilómetros y medio de galerías en apenas tres años, dando protección casi a un noventa por ciento de la población almeriense.

Esto fue posible gracias a que los almerienses contribuyeron de forma voluntaria en la construcción de los refugios durante sus horas libres, realizando un enorme esfuerzo por un bien colectivo.

Dentro del casco urbano se realizaron varias galerías independientes situadas en lugares estratégicos para dar cobijo a las personas que vivían en las proximidades y otra gran galería que se distribuía por el subsuelo de la artería principal de la ciudad y era la encargada de albergar a la población del núcleo. Se llegó a contar con más de cien entradas a dichos refugios, lo que hacía que la población se repartiese y tardase menos tiempo en salvaguardarse de los bombardeos.  
Paseando por los refugios de la Guerra Civil de Almería, nos damos cuenta de lo imponente que pudo llegar a ser la situación en aquella época; el pasar las horas bajo tierra, en penumbra, con una sensación de hambre y miedo, todo ello sentado en un frío banco y escuchándose entre la totalidad del silencio las bombas caer sobre la ciudad, hace que nos sobrecojamos y más cuando esta situación era la manera más segura de sobrevivir.

Cuando terminó la guerra y durante un régimen franquista, se ordenó que estos túneles fueran clausurados con la misión de que quedase en el olvido y de esta manera, borrar todo rastro de la historia bélica franquista almeriense. Por ello el ingenioso Guillermo Langle, se hizo cargo de ello y en vez de destruir estas galerías y entradas, lo que hizo fue camuflarlas tapiando parte de las galerías y algunas de estas entradas las reconvirtió en acceso a baños públicos y quioscos.

Saliendo por una de estas entradas de los refugios de la Guerra Civil, nos encontramos con el Teatro Cervantes. Allí nos hacemos eco de la leyenda del asesinato de Conchita Robles. El veintidós de enero del año 1922, fue asesinada en el Teatro Cervantes la actriz Conchita Robles minutos antes de su actuación en el estreno de “Santa Isabel de Ceres”. Su asesino fue el exmarido de la actriz, Carlos Verdugo, capitán del ejército de Húsares. La separación de divorcio de la actriz por motivos de celos y maltrato junto a la gran fama que estaba cogiendo la actriz en su carrera, hicieron que Carlos Verdugo se colase en el teatro para disparar a Conchita justo antes de salir al escenario.

El exmarido fue condenado a pagar una indemnización y a cumplir condena en la cárcel de las islas Chafarinas durante cuarenta años.

El Teatro Cervantes, hemos de decir que ya desde su construcción en el año 1898, ha sido lugar de historias sobrecogedoras y escalofriantes, ya que está ubicado sobre el antiguo teatro Novedades y en su construcción se encontraron algunas tumbas. Se dice que desde que se inauguró, han ocurrido multitud de sucesos en la intimidad de la noche, pero la que más destaca de entre todas, es la del asesinato de Conchita Robles y de su fantasma deambulando por el palco del teatro.

Conforme vamos explorando las calles de Almería, las leyendas y misterios nos emanas de ellas. Paseando por las inmediaciones de la Plaza de la Virgen del Mar, donde en el siglo XVI tuvo lugar una misteriosa aparición de la Virgen. La Catedral de la Encarnación es otro lugar importante, un templo con una construcción fortificada en la que alberga la leyenda de la mora Galiana. Otras son también la leyenda de la estatua del Cristo de la Escucha o los misterios que envuelven el Monumento de los Coloraos.

No debemos de olvidarnos de su Alcazaba, está catalogada como monumento histórico-artístico y es Bien de Interés Cultural.

La Alcazaba de Almería, es uno de los conjuntos monumentales y arqueológicos musulmanes más importantes de la península y nos ha relevado grandes hallazgos y factores importantes durante la dominación musulmana en Andalucía.

Tras estos muros podemos escuchar algunas de las leyendas que encierran la Alcazaba, como la leyenda de amor entre un preso cristiano y la concubina del rey Abu-Yahya Muhámmad (Almotacín).

Justo después de salir de la Alcazaba y de cruzar la Puerta de la Justicia, nos encontramos con “Almedina Baraka” (en la calle Almanzor, nº27).

Un restaurante-tetaría acogedor donde los haya, en uno de los sitios más privilegiados de Almería; el cual puso fin a nuestro viaje repleto de historias y leyendas. Un lugar en el que la gastronomía, la cultura y el arte se fusionan haciéndote marchar con un sentimiento de regresar muy pronto.